Nuestras Madres Fundadoras tenían como misión enseñar la Doctrina Cristiana y el santo temor de Dios, tan desconocido en aquel tiempo. Su preocupación mayor era la niñez indigente e ignorante de Dios.
Su apoyo era su gran confianza en la Divina Providencia. Y todo su quehacer era para dar gloria a Dios.